Política de Privacidad                                                                                                                                                                               Aviso Legal © Naranjo Gil & Asociados Abogados 2017
NARANJO GIL & ASOCIADOS ABOGADOS
           IDEAS ABANDONADAS El Albergue de la Creatividad Jurídica
MONEDA DE CAMBIO EN LOS DIVORCIOS Las separaciones y los divorcios son situaciones extremadamente dolorosas para todas las partes implicada, pero el mayor sufrimiento, invisible, oscuro y silencioso, lo padecen los menores que ven, como en cuestión de días, sus vidas han cambiado y ya no compartirán, de forma conjunta con sus padres, como lo hacían antes, un maravilloso día de barbacoa en el campo. Los   pequeños   ven   como   la   paz   deja   paso   a   una   honda   laguna   en   la   que   se   genera   a   un   tiroteo   de   reproches   entre   sus   padres, ajenos y ausentes, a las verdaderas necesidades de sus pequeños. A   raíz   de   estas   situaciones   surgen   preguntas   muy   comunes   en   nuestro   despacho   y   formuladas   por   las   familias   que   sufren   las rupturas. Por   suerte,   en   la   vida   no   todo   es   blanco   o   negro,   existen   los   matices.   Cuando   los   menores   se   encuentran   ante   esta   nueva situación,   la   labor   del   padre   y   de   la   madre   es   hacérsela   más   llevadera,   no   reclutarlos   de   soldados   como   si   de   una   guerra   se tratase. Veamos los ejemplos: “Estoy separada desde hace 1 años y tengo un  hijo. Su padre lleva 3 meses seguidos sin pasar manutención. ¿Me puedo negar a que se los lleve?” Los   hijos   no   son   propiedad   de   ninguno   de   los   padres   y,   muchísimo menos,   monedas   de   cambio.   No   se   paga   por   ver   a   los   hijos,   se   paga una    manutención    para    contribuir    al    sostenimiento    de    los    mismos. Cabe   la   posibilidad   de   que   el   padre   no   pueda   hacer   frente   al   pago   o bien   se   haya   negado   taxativamente   a   cumplir   sus   obligaciones,   pero ello   no   la   faculta   para   impedir   ni   obstaculizar   el   derecho   de   un   padre a comunicarse    y    a    visitar    a    sus    hijos.    Si    el    padre    no    abona    la manutención, el mecanismo correcto será el reclamarlo judicialmente “La   madre   tiene   establecido   un   régimen   de   visitas   en   sentencia   pero los niños no quieren ir con ella. ¡Yo no los voy a obligar!.. Si no quieren que no vayan” Ambos   progenitores   se   encuentran   obligados   a   dar   cumplimiento   al   régimen   de   visitas   establecido   en   la   resolución   judicial hasta   tanto   no   se   modifique.   Asimismo,   no   es   justificación   alguna   el   hacer   valer   la   voluntad   de   unos   menores   sobre   las decisiones adoptadas en el marco de la guarda y custodia y muchos menos sobre una decisión judicial. Recordar que se han dado casos en que se condena al progenitor por la desobediencia de los hijos. “Si   los   niños   no   quieren   venir   conmigo,   los   voy   a   denunciar.   Si   tiene   edad   para   declarar   ante   un   Juez   ya   es   hora   de   que sepan lo que es bueno” Recuerde   que   no   se   pueden   cazar   moscas   solo   a   base   de   vinagre,   habrá   que   ponerle   alguna   gotita   de   miel.   Las   relaciones   entre padres   e   hijos   pueden   llegar   a   ser   tensas   en   no   pocas   ocasiones,   pero   ello   no   faculta   que   un   padre   o   madre   use   medios coactivos   en   sus   hijos   a   fin   de   obtener   lo   que   desea   o   a   lo   que,   incluso,   puede   tener   derecho.   Llegar   a   extremos   no   es   la solución,   especialmente,   cuando   los   extremos   llevan   a   proferir   amenazas   a   los   pequeños.   Asimismo,   el   hablar   mal   del   otro progenitor   nunca   le   acercará   al   objetivo,   generando   en   los   menores   un   halo   de   desconfianza   que   no   le   permitirá   acercarse   ni crear un clima de confianza con ellos. Opte   por   intentar   un   acercamiento   hacia   ellos,   carente   de   historias   de   reproches   de   la   que   pueda   haber   estado   impregnada   la relación con su padre o madre. Ahora Usted es el protagonista de la relación con sus hijos, no su expareja. RECUERDE: Usted es un adulto y ellos solo son niños… Si deseas consultarnos no pierdaS el tiempo y llámanos © 2016 Sonia María Naranjo Gil SI TE GUSTA COMPÁRTELO
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MONEDA DE CAMBIO EN LOS DIVORCIOS Las separaciones y los divorcios son situaciones extremadamente dolorosas para todas las partes implicada, pero el mayor sufrimiento, invisible, oscuro y silencioso, lo padecen los menores que ven, como en cuestión de días, sus vidas han cambiado y ya no compartirán, de forma conjunta con sus padres, como lo hacían antes, un maravilloso día de barbacoa en el campo. Los   pequeños   ven   como   la   paz   deja   paso   a   una   honda   laguna   en   la   que   se   genera   a   un   tiroteo   de   reproches   entre sus padres, ajenos y ausentes, a las verdaderas necesidades de sus pequeños. A   raíz   de   estas   situaciones   surgen   preguntas   muy   comunes   en   nuestro   despacho   y   formuladas   por   las   familias   que sufren las rupturas. Por   suerte,   en   la   vida   no   todo   es   blanco   o   negro,   existen   los   matices.   Cuando   los   menores   se   encuentran   ante   esta nueva   situación,   la   labor   del   padre   y   de   la   madre   es   hacérsela   más   llevadera,   no   reclutarlos   de   soldados   como   si de una guerra se tratase. Veamos los ejemplos: “Estoy separada desde hace 1 años y tengo un  hijo. Su padre lleva 3 meses seguidos sin pasar manutención. ¿Me puedo negar a que se los lleve?” Los    hijos    no    son    propiedad    de    ninguno    de    los padres   y,   muchísimo   menos,   monedas   de   cambio. No    se    paga    por    ver    a    los    hijos,    se    paga    una manutención    para    contribuir    al    sostenimiento    de los   mismos.   Cabe   la   posibilidad   de   que   el   padre   no pueda   hacer   frente   al   pago   o   bien   se   haya   negado taxativamente   a   cumplir   sus   obligaciones,   pero   ello no    la    faculta    para    impedir    ni    obstaculizar    el derecho   de   un   padre   a   comunicarse   y   a   visitar   a   sus hijos.    Si    el    padre    no    abona    la    manutención,    el mecanismo correcto será el reclamarlo judicialmente “La   madre   tiene   establecido   un   régimen   de   visitas   en   sentencia   pero   los   niños   no   quieren   ir   con   ella.   ¡Yo   no los voy a obligar!.. Si no quieren que no vayan” Ambos    progenitores    se    encuentran    obligados    a    dar    cumplimiento    al    régimen    de    visitas    establecido    en    la resolución   judicial   hasta   tanto   no   se   modifique.   Asimismo,   no   es   justificación   alguna   el   hacer   valer   la   voluntad de   unos   menores   sobre   las   decisiones   adoptadas   en   el   marco   de   la   guarda   y   custodia   y   muchos   menos   sobre una decisión judicial. Recordar que se han dado casos en que se condena al progenitor por la desobediencia de los hijos. “Si   los   niños   no   quieren   venir   conmigo,   los   voy   a   denunciar.   Si   tiene   edad   para   declarar   ante   un   Juez   ya   es hora de que sepan lo que es bueno” Recuerde   que   no   se   pueden   cazar   moscas   solo   a   base   de   vinagre,   habrá   que   ponerle   alguna   gotita   de   miel.   Las relaciones   entre   padres   e   hijos   pueden   llegar   a   ser   tensas   en   no   pocas   ocasiones,   pero   ello   no   faculta   que   un   padre o   madre   use   medios   coactivos   en   sus   hijos   a   fin   de   obtener   lo   que   desea   o   a   lo   que,   incluso,   puede   tener   derecho. Llegar   a   extremos   no   es   la   solución,   especialmente,   cuando   los   extremos   llevan   a   proferir   amenazas   a   los pequeños.   Asimismo,   el   hablar   mal   del   otro   progenitor   nunca   le   acercará   al   objetivo,   generando   en   los   menores un halo de desconfianza que no le permitirá acercarse ni crear un clima de confianza con ellos. Opte   por   intentar   un   acercamiento   hacia   ellos,   carente   de   historias   de   reproches   de   la   que   pueda   haber   estado impregnada   la   relación   con   su   padre   o   madre. Ahora   Usted   es   el   protagonista   de   la   relación   con   sus   hijos,   no   su expareja. RECUERDE: Usted es un adulto y ellos solo son niños… Si deseas consultarnos no pierdaS el tiempo y llámanos © 2016 Sonia María Naranjo Gil SI TE GUSTA COMPÁRTELO