NARANJO GIL & ASOCIADOS ABOGADOS
LA HUELLA DEL DOCENTE
El
otro
día
una
de
mis
alumnas
más
apreciadas
me
decía
que
recordaba
el
concepto
de
“aprehensión”
porque
cuando
se
lo
explicaba
en
clase,
hacía
un
gesto
de
golpear
la
mesa
y
tocarla
directamente,
una
y
otra
vez,
lo
cual
le
valió
para
salir
de
las
pequeñas
encrucijadas
de
los
exámenes
tipo
test.
Este
comentario,
me
hizo
reflexionar
y
me
llevó
al
recuerdo
que
guardo,
con
cariño
y
nostalgia,
del
paso
de
algunos
profesores
muy
especiales
por
mi
vida,
que
hoy,
tras
más
de
treinta
años
de
aquello,
sigo
recordando
como
si
hubiese
sido
ayer
cuando
me
transmitieron
sus
conocimientos
para
llegar
a
formar
parte
de
los
que
tengo
actualmente.
Sin
embargo,
mirando
atrás,
no
puedo
dejar
de
pensar
en
alguna
profesora
que
hizo
aflorar
a
la
luz
las
capacidades,
de
los
que
hoy,
me
valgo
para
ganarme
la
vida,
lo
cual
me
hace
pensar
en
la
impactante
huella
que
es
capaz
de
imprimir
un
docente
en
la
vida
de
su alumnado.
Ser
docente
implica
no
solo
transmitir
conocimientos,
sino
que
hay
algo
más
que,
probablemente,
la
persona
que
no
ha
tenido
oportunidad
de
desempeñar
esta
labor
le
pasa
desapercibida.
El
docente
pasa
por
la
vida
del
alumnado
y,
no
de
puntillas,
precisamente,
sino
como
un
elefante
en
una
cacharrería,
dando
paso
a
que
el
estudiante
genere
devoción,
odio
e
indiferencia
hacia
determinadas
materias,
en
función
del
profesor.
La
prueba
inequívoca
de
la
huella
del
docente
la
vemos
en
los
retoños
más
jóvenes,
que
desde
la
escuela
comienzan
a
ver
con
agrado
o
desagrado determinadas materias.
Pero,
¿QUÉ
DETERMINA
QUE
UN
DOCENTE
PUEDA
LLEGAR
A
PROVOCAR
SEMEJANTE
SENTIMIENTO
DE
AVERSIÓN
O
SIMPATÍA
HACIA
LA
MATERIA
A
IMPARTIR
?..
Tras
casi
diecinueve
años
de
ejercicio
,
me
atrevo
a
decir,
sin
miedo
a
equivocarme,
que
el
quid
de
la
cuestión
se
encuentra
en
la
pasión
del
docente.
El
docente
entra
en
estadios,
primitivos
y
avanzados,
de
la
etapa
de
la
adquisición
de
conocimientos
del
ser
humano,
en
los
que
cuales
la
transmisión
de
los
mismos
se
encuentra
ligada
al
gusto
que
tenga
por
la
materia
y
de
sus
dotes
de
comunicador,
lo
que
facilitará
o
endurecerá
la
tarea.
De
cada
profesional
dependerá
el
que
la
cuesta
de
aprendizaje
se
haga
más
pesada
o
ligera,
de
su
método
de
enseñanza,
de
las
herramientas
o
de
cualquier
otro
mecanismo
que
haga
que
el
alumnado,
en
un
momento
clave,
recuerde,
sin
lugar
a
dudas
el
concepto
o
la
materia,
aunque
sea
por
un
solo
gesto,
una
palabra
que
se
le
clavó
en
la
retira
de
su
cerebro
o,
incluso,
un
golpe
de
atención.
Evidentemente,
el
aprendizaje
es
la
contraparte
de
la
moneda
de
la
enseñanza,
correspondiéndole
la
primera
al
alumnado
y
la
segunda
al
profesor,
pero
están
tan
íntimamente
ligadas
que
resulta
inseparable
la
una
de
la
otra
Sin
una buena enseñanza, no se producirá un óptimo aprendizaje.
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